"También la oratoria forense tiende, como la arquitectura, a hacerse "racional": líneas rectas, paredes lisas, supresión de inútiles adornos, franca ostentación, en lugar de discreto disimulo, de los elementos arquitectónicos que responden a necesidades estáticas. También el orador, en fin, como el arquitecto, debe pensar antes que nada en la solidez de la construcción; tanto mejor, después, si de esa solidez surge, sin buscarla, la belleza monumental.
Pero eso de despreciar los elementos ornamentales y dejar al descubierto los elementos maestros de la construcción, no me parece tarea exenta de riesgo. Mucho me temo que al prescindir de los embellecimientos de ciertos discursos, como de ciertas fachadas, resulte que debajo, en lugar de robustas vigas, sólo hay frágil estuco".
En: CALAMANDREI, P. Elogio de los jueces. México: Editorial Tribunal. s. f.