El poder definir al conocimiento, implica tomar en consideración dos aspectos fundamentales, por un lado quién va a conocer -o sujeto cognoscente- y por el otro, aquello que habrá de conocerse -objeto del conocimiento-.
Además de los dos elementos anteriores, debe establecerse que entre éstos habrá un vínculo; por supuesto, el proceso que realiza el sujeto cognoscente respecto del objeto es una operación de sumo compleja en donde se vinculan no sólo los aspectos visuales o auditivos al momento de conocer sino también, las cargas emotivas y conductuales que tenía dicho sujeto mucho antes de ingresar un nuevo conocimiento.
Ahora bien, este conocimiento atiende también a una operación conceptuadora como es la inordinación puesto que el sujeto cognoscente en todo momento al captar nuevos elementos que le son desconocidos, busca los referentes directos en su memoria tanto a corto como a largo plazo y por supuesto, continúa con la búsqueda de información e incluso indaga y redargüye todo aquello que considera no se asemeja o se acerca o en su defecto es igual a lo que anteriormente ya tenía en mente.
Es así como el conocimiento en vez de ser sólo la obtención por parte de los sentidos de determinada información, se convierte en un proceso complejo en donde intervienen además de los sentidos, la capacidad del individuo para asimilar y procesar esa información y claro enviar de nuevo esa información al mundo exterior. Aquí no se hablará de si el sujeto es o no un ente egoísta, pero cabe aclarar que ese conocimiento puede o no externarlo. En todo caso dependerá exclusivamente del mismo el que desee o no realizar la exteriorización del mismo.
Para el Diccionario de la Real Academia, el conocimiento es "acción y efecto de conocer" V. http://www.rae.es
Y "conocer" para la obra en mención es "Averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales, la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas".
De lo anterior no queda duda que esas facultades intelectuales son el proceso al que nos hemos venido refiriendo y que involucran primordialmente la forma en que el sujeto ha sido preparado para conocer pues es innegable que la influencia del conocimiento previo que tiene el individuo, influye de manera directa tanto en el nuevo conocimiento como en la forma en que conoce y por supuesto en la que expresa dicho conocimiento una vez que lo ha adquirido hacia el exterior. Nótese que un literato no aprecia ni tampoco se aboca a realizar la expresión de un nuevo conocimiento de la misma forma que el jurista o que el médico -por citar un ejemplo-.
Así las cosas, un término todavía mayor en opinión del suscrito es "la sabiduría", del cual ya se hablará en algún otro post en este blog; pero quizá es en efecto verdadero y cierto el adagio: "El conocimiento es un proceso de acumulación de hechos; la sabiduría consiste en su simplificación". [Martin Fischer].
1 comentario:
Usted perfila para doctor mi amigo.
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